1. Lavarse la cara con agua fría
La temperatura del agua con la que te lavas la cara juega un papel muy importante en tu rutina diaria. Por la mañana, lo más recomendable es que utilices agua fría para ayudarte a espabilar después de dormir pero también para descongestionar los ojos, las bolsas y las ojeras. Al aplicarla, también ayudarás a cerrar un poco los poros y conseguir que no se impregnen de suciedad durante el día. Un gesto tan básico y simple como este puede ayudarte a mantener tu piel limpia, fresca y equilibrada.
2. Afeitado en la ducha
Una forma rápida y cómoda de afeitarte es hacerlo dentro de la ducha o al salir de ella. El vapor ablanda el pelo y después te resultará mucho más fácil rasurarlo. Además, evitarás irritaciones y rojeces.
3. Crema adecuada a tu tipo de piel
Es muy importante que utilices una crema hidratante cada día adecuada a tu tipo de piel. Si tienes la piel grasa, con el poro muy abierto y tienes tendencia a que te salgan brillos, lo mejor es que utilices una crema matificante, fresca y ligera. Si por el contrario tienes la piel seca, tirante y con frecuencia a descamarse, utiliza una crema nutritiva que te aporte toda la hidratación que necesitas.
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