Nuevas coqueterías masculinas
Por Victoria
Lescano
Los nuevos modos del estilo deportivo y el furor de las
estampas florales y los recursos ornamentales, fueron algunos indicadores de
estilos en la semana de la moda y la celebración de estilos masculinos que
transcurrieron en Londres, Milán y se extendieron a locaciones parisienses y de
Nueva York. En el inicio del London Fashion Week, la diseñadora Lou Dalton, mostró
su abordaje para placares de la primavera 2014: bermudas y camisas que
componían sastrería de verano con dibujos trazados a mano del imaginario de los
pilotos ingleses. Pero el gesto extravagante lo representaron trajecitos en
rosa y en crudo realizados en telas afines a las de vestidos para cócteles, sí,
guipures y simulacros de texturas florales. Y, a continuación, la firma Top Man
Design, otro de los nuevos nombres de la escena british, tomó como partido de
diseño la exaltación de la camisa masculina bordada en el canesú y con recursos
ornamentales dignos de bellos pavos reales.
Ya desde Milán y la firma Gucci, la
diseñadora Frida Giannini, sorprendió por su viraje al street-wear aunque
sofisticado; los trajes austeros de antaño fueron reemplazados por remixes de franelas
con pantalones de morfologías similares a las de leggins y también de los
pantalones de montar: entre unos y otros sorprendió su apuesta por las estampas
florales y el composé de estampas de peonías, rosas y flores silvestres avis.
La estampida floral y primaveral irrumpió tanto en un jean negro y recto
llevado con un blazer grisáceo como en un holgado pantalón borravino y un saco
crudo.
Los modismos deportivos y las puestas
cautivantes que cada temporada idea Thom Browne, diseñador del apartado
masculino de la firma Moncler, se sumaron a la línea Moncler Gamme Bleu, que
rescata deportes en extinción y venerados por las elites. El cricket fue el
ardid de sus pasadas, y además de la vasta profusión de pelotitas en la
pasarela y el acting para la ocasión, el gesto extravagante se posó en los
labios pintados de negro y en las morfologías en blanco níveo que rescataron otras
morfologías de faldas, chaquetas entalladas, pero aplicadas al guardarropa
varonil. Corresponde aclarar que esa firma tiene un apartado femenino llamado
Moncler Gammer Rouge, que cada temporada idea el experto Gambatista Valli.
Mientras que en Buenos Aires y en el
cierre del Festival Emergente que transcurrió en el Centro Cultural Recoleta,
el diseñador Pocho Soler modificó los
habituales modos de representación, erigiéndose en modelo de sus propios
diseños.
Un gesto que ya vaticinó en sus
campañas gráficas, pero que en la pasarela del frío patio del Aljibe devino un
happening. Acerca de sus recursos y del show autoproclamado “egocéntrico”,
Soler argumentó: “No tuve hermanos; soy hijo único y nieto único. Y de este
modo creo hermanos”. La colección se hizo eco de su gusto por la estética de la
Segunda Guerra Mundial; las chapas e insignias rescatadas de uniformes de 1940
viraron en ornamentos para suéteres, buzos y franelas, y compartieron
protagonismo con prints de Bela Lugosi, Frankenstein y el Hombre Lobo, iconos
del cine de terror. Pero también hubo reversiones en clave paródica de los
slogans de partidos políticos y, en señal de alta costura, elegantes cuellos
clericales. Su firma se escribe prxmmnt., se pronuncia “próximamente”, y tiene
un estudio de diseño en San Cristóbal.
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