lunes, 12 de agosto de 2013





 Seria como la de los filósofos griegos, o desaliñada como la de los beatniks: la barba, desaparecida durante décadas, está de nuevo de moda en Francia. En la tapa de la revista Têtu de julio-agosto, dos hombres con las barbas perfectamente cuidadas se abrazan.

En el desfile de la casa de moda francesa Maison Martin Margiela, en junio, varios hombres ostentaban con orgullo pobladas barbas, entre ellas algunas rojizas, como las de los vikingos.
También el talentoso creador brasileño Gustavo Lins escogió a un hombre con una barba tupida para presentar algunas de las elegantes prendas que propuso en la Semana de la Moda Masculina de París. Y la marca Zadig et Voltaire escogió para su última campaña de publicidad a un joven barbudo en moto.
No hay más que hojear una revista para ver a actores, productores y directores de Hollywood, como George Clooney, Ben Affleck y Brad Pitt, o a exestrellas del fútbol como David Beckam, lucir barbas que les sientan muy bien y acentúan su virilidad.
El fenómeno de las barbas apareció hace menos de dos años entre "los franceses que siguen e imponen las tendencias en la moda", explicó a la AFP Laurent Cotta, historiadora de moda. La moda de la barba "es cíclica", resaltó la experta, recordando que la barba data de la antigüedad, cuando los filósofos griegos ostentaban floridas barbas. Pero la barba como símbolo de "virilidad guerrera" remonta al rey francés Francisco I (1515-1547), que se dejó crecer vellos faciales para disimular una cicatriz en el mentón, recordó.
A mediados del siglo XX, cuando ya no estaba de moda en los círculos de poder, "la barba reapareció con los beatniks", que querían poner en evidencia su menosprecio por el mundo de las apariencias, observó Cotta. "El vello facial masculino es un signo de rebelión. Jesucristo es considerado por algunos como el primer hippie", comentó.
El fenómeno desapareció, hasta que la barba de dos a tres días triunfó en la década del 90.
"Es mucho más fácil usar barba si se trabaja en sectores artísticos y culturales que si se trabaja en un banco o en una oficina", señaló la historiadora.
Antoine Ettori, diseñador gráfico de 28 años, se dejó crecer la barba hace un par de años. "No soy el único en mi profesión", dijo, expresando que las barbas son bien vistas en este sector.
"Exige más cuidados y mantenimiento que si me afeitara, porque la recorto regularmente, casi una vez al día, para no dar un aspecto desaliñado. Y mi barbero la cuida muy bien", explicó.
La francesa Sarah Daniel-Hamizi abrió hace diez años su salón "La barbera de París", en el barrio nueve de la capital. "Mi clientela es cada vez más numerosa (...)", afirmó, señalando que los más asiduos vienen a acicalarse una vez por semana.
¿Quiénes son sus clientes?, le preguntó la AFP. "Homosexuales y heterosexuales, sobre todo profesionales y cuadros superiores", respondió la estilista, que cobra 18 euros por recortar la barba, 27 por esculpirla y 7 por una depilación de pómulos o de los orificios nasales. (AFP)





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