miércoles, 29 de enero de 2014


 De un tiempo a esta parte venimos observando una tendencia ineludible entre la masa moderna: la barba. El vello facial se ha convertido en el complemento perfecto para esoslooks que parecen despreocupados pero que se han cuidado hasta el último detalle antes de salir de casa, aunque no lo parezca.
El clásico hipster que se aferra a todo lo viejo para sacar a relucir una nueva forma de vida estilística ahora echa mano de la imagen de su abuelo para adoptar un nuevo rol, el de cara peluda.
Pero ¿de dónde viene ese gusto por la barba? De nuevo requerimos de una de nuestras más complicadas investigaciones para destapar qué hay detrás de esta extraña costumbre.
Echando la vista atrás, muy atrás, concretamente al Antiguo Egipto, encontramos que ya entonces la barba servía como complemento de moda: dejaban crecer un mechón en la barbilla que teñían con henna o trenzaban con hilos de oro. Pero además, tenía una connotación política: era usada tanto por reyes como por reinas (de forma postiza) como signo de soberanía.
En Grecia era considerada como símbolo de virilidad, puesto que una cara lisa era señal de afeminamiento, y sólo se afeitaba en caso de duelo o como castigo a los espartanos que mostraban su cobardía. No es hasta la época de Alejandro Magno cuando la barba se rasura por completo, más por una cuestión de practicidad (el rey temía que las barbas sirviesen como asas para ser agarrados por sus enemigos y tirar de los caballos) que de estética o política. 
Los romanos, por su parte, muy celosos ellos de su cultura y de su aspecto diferenciador, adoptaron el afeitado para distanciarse de los griegos, siendo el comerciante P. Ticinius el primero en llevar una barbería a Roma (desde Grecia) y el general Escipión “El africano” el primer romano en afeitarse, conviertiendo esta práctica en una costumbre (un tredsetter de la época que diríamos ahora).
Recapitulando y metiéndonos en la piel del moderno que le gusta revolver en el pasado más pasado: actualmente la barba es un complemento de moda que se arregla por estética (Egipto). ¿Y qué pasa con la época griega y romana? Para resolver y contrastar esta pregunta contamos con la ayuda de los barberos de Lucas MonteEsquinza 36, Jaime y Jorge. (Nota: vamos al barbero como los romanos, eso es de modernos).
“La barba como complemento de un look tiene unos ciclos que dependen de la sociedad, de la política, etc”. Esto es, obece al devenir histórico. “Ahora nos encontramos en un momento en el que tanto el hombre (para él mismo) como la mujer reclaman un arquetipo más masculino, alejado del metrosexual que había triunfado hasta hace poco tiempo, y el vello facial consigue en parte alcanzar esa nueva imagen que se busca”.
Y con esto, Jaime nos da la primera clave histórico-moderna: barba = virilidad = estética Griega. Segunda época conseguida.
Barba
Ahora bien, ¿qué hacemos si queremos dejar que el pelo cubra nuestra cara? ¿Lo dejamos crecer sin control y al libre albedrío? Jorge aclara: “La barba que se lleva es muy arreglada, más clásica, muy diferente a la desaliñada de dos días que se viene llevando de un tiempo a esta parte. Es más aseada y pretende buscar un look en especial”. Lo que implica ciertos cuidados tanto caseros como de barbería si queremos conseguir el aspecto del nuevo hipster que se cuida sin que lo parezca. 
Barbería = Grecia = Roma = Escipión “El africano” = trendsetter =moderno. El círculo se cierra y completamos la misión de revolver en el pasado.
Una vez hemos despejado las dudas de por qué vuelve la barba y hemos decidido dejárnosla, Jaime y Jorge nos dan las claves para conservarla en perfecto estado.
¿EXISTE UNA BARBA ESTÁNDAR?
“Todo depende del cliente y de la imagen que busque”, comenta Jorge. “Algunos prefieren bigote y perilla, otros alargar las patillas y algunos optan por la barba completa. No hay un patrón que se siga habitualmente” 
Debemos tener en cuenta que “las barbas también se hacen para favorecer a las personas”, no sólo por una cuestión de tendencia o no. Por ello, y dependiendo de la cantidad de vellosidad que se tenga, los chicos de Lucas 36 recomiendan hacer un tipo u otro de corte, aunque dejan claro que “muy poco pelo tiene que haber en una cara para no poder hacer un look aprovechando el vello facial del que dispongan”.
¿CADA CUANTO DEBERÍAMOS ACUDIR A RECORTAR LA BARBA?
Según nos explica Jaime, “dependiendo de la longitud de la misma y de lo que te quieras hacer se requerirá una frecuencia de cuidados u otra. Si hablamos del mantenimiento de una barba corta, con que visitemos la barbería cada dos semanas sería suficiente. Si es larga, puede espaciarse entre tres semanas y un mes”.
¿Qué pasa si queremos empezar a dejárnosla? “La barba no coge una densidad hasta que no transcurren dos o tres semanas. Por ello, durante el primer mes es aconsejable acudir dos ó tres veces a un profesional para ir dándole forma y marcarla, porque al principio crece descontrolada. Es un pequeño proceso el que se debe pasar hasta que se encuentra el diseño adecuado o que se busca”.
CUIDADOS EN CASA VS. CUIDADOS PROFESIONALES
“En casa podemos hacer un leve mantenimiento sin meternos mucho en la barba, porque lo que pretendemos es conservar la forma que se le da en un principio”, apunta Jaime. “Si hablamos de una barba de dos o tres días, no hay ningún problema para cuidarla en casa sin necesidad de un barbero, pero ahora que se lleva una barba más grande, más espesa, son aconsejables ciertos cuidados profesionales”.
Una vez que tenemos la barba, podemos limpiar las zonas de alrededor para conservar el aspecto pulido (como explicamos aquí) pero llega un momento en el que, si el pelo es muy largo, tienes que recurrir al barbero.
Sólo un apunte para los más presumidos, los amigos de Lucas M36aconsejan “una disminución de corto a largo en la parte inferior de la barba para integrarla mejor en la cara, para que no se vea un corte con una raya muy marcada al inicio del cuello”.
HERRAMIENTAS IMPRESCINDIBLES
Antes de que cojáis la navaja suiza y os pongáis a arreglar la barba sin control con vuestra nueva actitud de macho alfa alejado de la metrosexualidad, leed lo que tienen que decir Jaime y Jorge: “Para los cuidados en casa, es aconsejable tener una maquinilla con peine y diferentes niveles de corte, lo que nos ayudará a realizar un leve mantenimiento”.
¿EXISTE EL CHAMPÚ DE BARBA?
Ante la inquietante pregunta de nuestro compañero Álvaro Llorca (¿Gel o champú para la barba?) que nos lleva consumiendo internamente desde hace ya unos cuantos artículos barbudos, aprovechamos este momento para preguntar a los profesionales: “¡Por supuesto que existe champú para barbas! Es por una razón muy simple: la piel de la cara es muy diferente a la del cuerpo o la del cuero cabelludo. Además los champúes y los geles corporales para el cuerpo suelen tener un sabor agrio y desagradable” (Dato interesante. ¿Habéis probado alguna vez alguno? Quizá lo resolvamos en otro artículo o se lo encarguemos aJaime Rubio, muy dado a "probar cosas”).
“No sólo se puede lavar la barba y acondicionarla con diferentes sabores, sino que además podemos hacerla crecer con más fuerza e incluso resolver un problema de piel seca”, concluyen.
En resumen, modernos del mundo o cualquiera que se apunte a la vellosa tendencia, el metrosexual ha muerto y el hombre masculino(“aunque sensible y aseado a la vez”, que eso gusta mucho a las chicas) vuelve a la carga, la clave está en “lo arreglada que lleves la barba, puedes parecer un tío serio y con clase o un auténtico dejado”, aunque luego digas que es natural y que no te la cuidas mucho (#postureo).

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